Descripción
Edición de Luis Garagalza
Obertura-entrevista de César Coca
Apéndice-entrevista de José Luis Acín
Epílogo de Félix Gerenabarena
He tenido la suerte de comenzar a escribir aforismos a partir de la edad madura, cuando uno ya tiene un cierto sistema filosófico en mente y corazón. De este modo la aforística se convierte en la racionalización de lo irracional pero también en la exoneración o descarga de tantos pensamientos y sentimientos que buscan su articulación y conjugación en un lenguaje de lenguajes. Mientras que la filosofía oficial es cosa de despachos y asentamientos, de claustros y escolásticas, la aforística es cosa de sendas perdidas, senderos inexplorados, caminos intrincados, vericuetos marginados, paseos transeúntes. Aquí no se trata de abstraer sino de extraer, no de alcanzar un raciocinio sino componer un relaciocinio, no de reprimir la imaginación simbólica sino de encauzarla.