Antología de Poesía Postista

Autores: Raúl Herrero, Varios autores.

Antología de Poesía Postista

Fecha de publicación: 01/10/1998

Nº Edición:

ISBN: 84-930025-3-4

20,00

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Descripción

Prólogo, edición y selección de Raúl Herrero

Con citas, fragmentos y referencias a : Lope de Vega, Miguel de Unamuno, Carlos Miranda, Pablo Picasso, Juan Ramón Jiménez, César Vallejo, Juan Larrea, Gerardo Diego, Federico García Lorca, Luis Buñuel, Rafael Alberti, Salvador Dalí, Emeterio Gutiérrez Albelo, Juan Ismael González, Eduardo Chicharro, Silvano Sernesi, Carlos Edmundo de Ory, Félix Casanova de Ayala, Gabino-Alejandro Carriedo, Ángel Crespo, Juan Alcaide Sánchez, Francisco Pino, Juan-Eduardo Cirlot, Camilo José Cela, Jesús Juan Garcés, Gloria Fuertes, Miguel Labordeta, Ignacio Aldecoa, Manolo Millares, Antonio Fernández-Molina, José Fernández Arroyo, Carlos de la Rica, Antonio Saura, Javier Tomeo, Fernando Arrabal, Antonio Beneyto…

Estrictamente en el «Primer Manifiesto Postista» Eduardo Chicharro dice así: «El Postismo es el resultado de un movimiento profundo y semiconfuso de resortes del subconsciente tocados por nosotros en sincronía directa o indirecta (memoria) con elementos sensoriales del mundo exterior, por cuya función o ejercicio la imaginación, exaltada automáticamente, pero siempre con alegría, queda captada para proporcionar la sensación de la belleza o la belleza misma, contenida en normas técnicas rígidamente controladas y de índole tal que ninguna clase de prejuicios o miramientos cívicos, históricos o académicos puedan cohibir el impulso imaginativo». La disquisición guarda evidentes paralelismos con la que realizó sobre el Surrealismo André Breton en su Primer Manifiesto, pero además evoca un texto todavía más alejado en el tiempo. Percy B. Shelley escribe en su Defensa de la poesía: «la Poesía es el espejo que embellece lo que está deformado». El «Segundo Manifiesto Postista», tras repetir la definición del primero, continúa: «Decimos “Era”, porque ahora nos damos cuenta de que ya no es nada de eso. ¡Qué le vamos a hacer! Ya varió el Postismo, ya es algo indefinible, que extrañamente se nos parece. Queremos encontrar por fin esa Poesía Pura de que tanto se ha hablado sin que nadie haya acertado nunca a decir lo que es, queremos retornar como punto de partida allá donde se interrumpió el Cubismo, y llegar a donde los cubistas no pudieron llegar.» Luego explican: «El Postismo no pretende ser un antídoto o un medicamento contra la vulgaridad del arte o del gusto, pero pudiera serlo.» Argumentan en el «Tercer Manifiesto»: «… la condición principal del Postismo es la euritmia, el Postismo tiene una característica propia, como para figurar, en tal sentido, entre los primerísimos ismos.» Finalmente en el «Cuarto Manifiesto» Chicharro y Ory lo definen así: «El Postismo es un movimiento incomparable de la creación, imaginación y vida de la idealidad en vísperas del reino de la sabiduría intuitiva y desenfrenada». En el editorial de la revista Postismo se definía como: «Movimiento plasticoliterario de carácter vanguardista que sólo quiere dar a la moderna estética un camino y un sentido desde hace mucho perdidos y olvidados».

Carlos Edmundo de Ory lo definió en 1946 como: «La locura inventada». A lo que Chicharro añadió: «Culto del disparate». Francisco Nieva, en 1984, publica en ABC: «Y es ahora cuando críticos de renombre y de garantía defienden en sus teorías, sin saberlo, a ese mismo “Postismo” que no tuvo la menor aceptación entre nuestros intelectuales y que hoy se recibe con el nombre menos chistoso de “posmodernidad”». Ángel Crespo, desde su tribuna en el periódico Lanza, intenta en 1949 redefinir el Postismo: «El Postismo –el eterno, el incomparable– ya es dócil barro celeste entre nuestras manos y nos ha mostrado ya ciertos de sus magníficos y mágicos aspectos. Aspectos que nada tienen que ver con el ultraísmo, tan repudiado por nosotros, ni con el futurismo, antisocial y político; ni con el creacionismo, payaso de la poesía; ni con el modernismo. Únicamente nos declaramos insertos en la línea que empieza con el Surrealismo –desde el Bosco– y que, pasando por el expresionismo –desde los primitivos aborígenes– acaba en el Postismo. Nosotros hemos definido una constante histórica, basándonos en otros buscadores –surrealistas y expresionistas– de la misma y tratamos de darle imperecedera importancia».

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