Descripción
Prólogo de José Luis Calvo Carilla
Apéndices de Guillermo Díaz-Plaja y Pilar Quirosa-Cheyrouze
Ilustraciones e imagen de cubierta de Juan Luis Borra
Edición de Raúl Herrero
Solo de trompeta narra la exclusión social de un muchacho diferente de los demás en su aparente retraso físico y mental, pero también en su hipersensibilidad, en su ternura e incluso en su cinismo. Incluso se le busca como compañero a Aquilino, un enano del circo con el que terminará conviviendo en franca camaradería. Ambos integran un dúo funambulesco que escenifica la demencial farsa social de la diferencia.
José Luis Calvo Carilla
Notable y originalísima novela, Solo de trompeta refleja el mundo de los sueños, en su desnuda y sincera infantilidad, lo obsesivo, hasta una especie de alucinación y enajenación, en que se funden lo vivo con lo literario, gravitando sobre lo absurdo, la sátira sobre el ambiente familiar y local…
Ángel Valbuena
Este libro surge en la literatura de aquí y de hoy como un puñetazo. Con recogimiento lo leo y lo releo.
Fernando Arrabal
Es muy lúcido su libro, que es lo que inevitablemente ha de ser una visita de tal naturaleza.
María Zambrano
330 págs. 13,5 x 20 cm.
He aquí los sueños, las obsesiones y fragmentos de la vida de un ser solitario, de un enano neurótico, que sufre ataques de enajenación. Miguel, el enano, es lo que Colin Wilson llama un «desplazado» y en este sentido es uno más de la larga serie de personajes marginales de la literatura del siglo xx. Su inmensa soledad se agrava por la repulsa de que es objeto y por la que él siente hacia los demás. En sus sueños se entremezclan constantemente lo real y lo onírico. Miguel, nacido en el seno de una familia con tradiciones profundamente arraigadas, iba camino de ser un niño normal y bien dotado. Pero, preso de ataques epilépticos y de alucinaciones, que originan la pérdida de sus facultades mentales, Miguel es internado. Este libro, o diario de un enano, es la historia del descenso hacia la demencia. Se podría decir que es, también, la imagen del mundo visto por los ojos de un loco; la búsqueda de la verdad desnuda, a través de una mente totalmente desequilibrada. Esta visión del mundo es, al principio, bastante real y a ratos algo caricaturizada, con cierta tendencia, siempre, escatológica. Los objetos juegan, naturalmente, un papel muy importante en la provocación y desarrollo de las alucinaciones. Otros sujetos determinantes son las mujeres: la sirvienta, la compañera de estudios, las dos mujeres que acogen al enano en su casa, en la que reina un denso clima de pesadilla. Y, en fin, otro enano: Aquilino, de ascendencia más modesta que Miguel. Las andanzas de ambos se confunden tanto que en momento alguno se podría afirmar, rotundamente, que el enano Aquilino, existe. En esta novela, donde lo real y lo imaginario se funden constantemente, más bien se diría que Aquilino no es sino la sombra de Miguel, es decir: su doble. El tratamiento satírico, con inclinación a lo picaresco, destaca claramente en numerosos pasajes del libro. No falta tampoco, la sátira social, a través de personajes cruelmente deformados, como si el autor hubiera querido imitar, en lenguaje literario, el realismo pictórico de Goya. Antonio Molina reconstituye admirablemente el clímax de lo inconsciente, de la pesadilla, introduciendo, con habilidad, el hilo de la acción por entre el enmarañado y delirante comportamiento de Miguel. El autor ha estudiado, de manera magistral, el proceso de desequilibrio mental del enano y todo cuanto ilustra el desarrollo de esa agravación nos prueba la prodigiosa facultad de inventar que posee Antonio Molina. [Texto sin firmar incluido en las solapas de la primera edición].